El avance de la impresión 3D ya es una tendencia imparable. Nació como una forma de hacer prototipados, pero sus usos y aplicaciones se han extendido desde el diseño, pasando por la industria automovilística hasta la medicina. La impresión 3D, no exenta de polémicas (patentes y derechos de autor) permite reproducir y crear todo tipo de objetos, como prótesis para el cuerpo humano, juguetes, accesorios y un largo etcétera.
Cada vez existen menos dudas de que la impresión 3D va a cambiar muchos aspectos de nuestra vida. En la medicina, la impresión 3D se está descubriendo como una herramienta para el desarrollo de implantes y prótesis de gran calidad, resistencia, durabilidad y biocompatibles; reduciendo al mínimo la posibilidad de rechazo. Por otro lado, en Japón se conoció una cabina fotográfica que imprime una figura en 3D del fotografiado.
La moda no ha quedado fuera de esta tendencia. Ya se conoció el primer vestido “impreso en 3D”, el que fue presentado en un evento en Manhattan por la bailarina y actriz Dita von Tesse.
Para la creación del traje, se realizó un modelo 3D con las medidas de la actriz, luego a través de un software de diseño que permite manipular superficies, se detalló 2.633 anillos o enlaces independientes que forman el cuerpo del vestido. El traje fue separado en 17 partes que fueron impresas y luego juntadas a mano. La confección a mano de este vestido sería muy caro, dada su complejidad, pero en este caso el nivel de artesanía abaratando los costos.